Desde las instituciones de educación superior explican que la región puede avanzar enormemente, siempre que las empresas apuesten por el desarrollo tecnológico, lo que implica mayor apertura e inversión en I+D.
No cabe duda de que la zona norte en Chile tiene enormes potencialidades, no solo por la minería tradicional, sino que también por las oportunidades que se están generando para desarrollar Energías Renovables No Convencionales (ERNC), lo que permitirá la diversificación de la matriz económica, en algunos casos en pocos años.
Pero para desarrollar conocimiento, es clave el talento: desde la investigación aplicada a la mano de obra. Es por eso que los directivos del ecosistema académico instan a que se generen instancias de conversación entre las mismas instituciones educativas y el sector privado y así las empresas inviertan mucho más en I+D, junto con atreverse a participar en procesos de prueba de productos o servicios.
Para Marcos Crutchik, académico de la Facultad de Ingeniería de la U. de Antofagasta, “Chile se está transformando en un desarrollador tecnológico en energía solar, no solo en un usuario, por lo que es preciso potenciar la investigación”.
En tanto, Luis Alberto Loyola, rector de la U. de Antofagasta, señala que “existe poca colaboración en la práctica, por lo que debemos sentarnos a conversar”, así que aconseja que las universidades colaboren entre sí, de manera que haya un diálogo. “Esto les permitirá pensar en nuestra región y crecer juntos. Porque en la medida que tengamos una matriz económica distinta habrá más y nuevas oportunidades para todos”, indica.
Con respecto al rol de las universidades en el desarrollo de la ciudad, Exequiel Ramírez, rector de Universidad Santo Tomás en Antofagasta, señala que estas tienen un papel social, pero también confiesa que deben anticiparse y desarrollar investigación aplicada.
Esto incluye adelantarse a la obsolescencia laboral y hacerse cargo de la reconversión, “lo que depende del encuentro con la empresa, la investigación aplicada y el prototipar”, dice Ramírez.
Alianza público-privada
Pero, ¿cómo incentivar una alianza público-privada? Uno de los puntos que los académicos destacan como impulsor del desarrollo, es que existan conversaciones entre las empresas y el sector público, lo que, sin dudas, puede dar enormes frutos. Al generar talento, por ejemplo, se podrá desarrollar la matriz económica, de lo contrario no será posible. Pero no sin antes, establecer una estrategia.
En el proceso para generar esta colaboración, advierte Crutchik, es donde algunas empresas no participan del todo, porque buscan en general resultados inmediatos y no a largo plazo. Pero la verdad, es que los resultados de las investigaciones a veces tardan años. A esto se agrega que “no es habitual que las empresas se involucren en el desarrollo tecnológico, lo que en general se hace en las universidades. A diferencia de lo que pasa en EE.UU., en Europa o Japón, donde son las empresas las que tienen unidades de investigación”, dice el decano de la Facultad de Ingeniería de la U. de Antofagasta.
Según el Índice Global de Innovación 2019 -elaborado por INSEAD Business School- Suiza, Suecia, EE.UU., Países Bajos y Reino Unido, son los cinco principales países más innovadores. En tanto, el ranking, que deja a Chile en el puesto 51, muestra que en América Latina y el Caribe, las primeras tres posiciones son para Chile, Costa Rica y México, respectivamente.
Es por esto que la región debe ofrecer facilidades y talento, y así generar las oportunidades. Loyola explica que “la Universidad de Antofagasta partió hace 10 años con el tema de energía solar y más de 20 con el trabajo de procesos mineros. Hemos ido creciendo y ahora amerita seguir avanzando, dando un salto distinto”.
El potencial de la energía solar
En la región se han instalado diferentes sistemas de ERNC, entre estos los de energía solar fotovoltaica y de energía termosolar. Es por esto que es crucial que se generen transferencias tecnológicas en esa área, para así enfrentar los diferentes retos que impulsarán el desarrollo de una matriz energética más limpia.
De acuerdo con el reporte REN21, “las energías eólica y solar se han convertido en fuentes de electricidad general y son cada vez más competitivas con las centrales de combustible fósil. Casi en todas partes del mundo, producir electricidad de las nuevas energías renovables es más rentable que producir de nuevas centrales eléctricas de carbón”.
Además, en cada vez más regiones, como algunas partes de China, la Unión Europea (UE), India y EE.UU., se ha vuelto más económico construir nuevas plantas fotovoltaicas de viento o solares que operar centrales eléctricas de carbón ya existentes.
Como ejemplo de lo que se está haciendo en la región, la planta de energía solar Cerro Dominador, emplazada en la comuna de María Elena, cuenta con 110 MW de capacidad, donde se combina una planta fotovoltaica más una termosolar de 110 MW.
Es por eso que junto con generar instancias de diálogo entre universidades y el sector público-privado, es importante reflexionar sobre las potencialidades de la región y qué se puede proponer al resto del mundo para que sus ojos se posen en Antofagasta.